jueves, septiembre 6

Tres locos en bicicleta (5)


¡Aterrizamos en otro planeta!
Después de manejar por casi seis horas desde Colorado, llegamos a Moab, un lugar en medio de las montañas rocosas del estado de Utah pintadas de rojo y cubiertas de cactus, donde se encuentra uno de los lugares mas fantásticos para los ciclomontañistas: Moab National Park.

Paseos para todos los gustos y capacidades te ofrecen en las tiendas de bicicletas que encuentras en el pueblo, donde además te puedes surtir con cuanto "chéchere" se te ocurra para montar. Fue precisamente en una de estas tiendas donde nos advirtieron de lo peligrosa que podía ser la montada " The Whole Enchilada", que como su nombre lo dice...tenía de todo y más.
Dicha advertencia nos hizo cambiar de opinión y entonces el grupo se dividió en dos: los de la Whole Enchilada y los de la Magnificent.

La montada de la Magnificent resultó literalmente ¡de otro planeta! Empezamos a bajar entre las piedras tratando de no chuzarnos con los cactus que aparecían por todos lados hasta llegar al cañón dónde la tierra parecía que la hubieran cortado con cuchillo y con las lajas de piedra hubieran creado las montañas. ¡Una cosa fantástica!.

En medio del recorrido las fotos no podían faltar y fue así como poco a poco el sol comenzó a calentar y la temperatura a subir. 40 grados marcaba el termómetro y a pesar que fuimos advertidos de traer suficiente liquido, la cosa empezó a fallar.
Con los labios secos y viendo hasta espejismos, bajamos y bajamos por un camino entre las rocas y encima de ellas hasta llegar a un arenero donde nos tocó bajarnos a empujar la bicicleta.

Cuando el "dodo" apareció (una inmensa roca tallada con el perfil de este pájaro extinto) nos abrió paso a la ultima montaña que teníamos que subir si queríamos llegar al pueblo antes de ¡morirnos de la sed!.
El calor era insoportable pero las ganas de llegar a nuestro destino eran más, ósea que " p ' atrás ni pa coger impulso" y ¡dele a pedalear!.
Y como un ángel nos acompaña en este paseo, apenas terminamos de subir y luego de bajar la ultima montaña, Bill, un señor que apareció en medio del desierto tenia su carro allí esperándonos con una termo gigante lleno de agua con hielos y nos llenó a todos los camelbacks y las caramañolas para poder recargarnos y terminar nuestro recorrido.